Segunda entrega de la serie de artículos que tratan sobre los cuerpos del Sistema Solar.
Traducido para Astroseti por Ana F. Blanco
Plano de la eclíptica: una alineación perfecta de Mercurio, Marte, Saturno y la corona de nuestro Sol es captada en esta imagen de la nave Clementine de la luna de la Tierra. ©NASA
Desde nuestro pequeño mundo hemos observado el océano cósmico durante miles de años. Los antiguos astrónomos observaron puntos de luz que parecían moverse entre las estrellas. Llamaron a estos objetos planetas, con el significado de vagabundos, y les pusieron los nombres de deidades romanas: Júpiter, rey de los dioses, Marte, dios de la guerra, Mercurio, mensajero de los dioses, Venus, la diosa del amor y la belleza, y Saturno, padre de Júpiter y dios de la agricultura. Los astrónomos observaron también cometas de centelleantes colas y meteoros, o estrellas fugaces cayendo aparentemente desde el cielo.
Desde la invención del telescopio han sido descubiertos tres planetas más en nuestro sistema solar: Urano (1781), Neptuno (1846) y Plutón (1930). Plutón fue reclasificado como planeta enano en 2006. Además nuestro sistema solar está poblado de miles de pequeños cuerpos como asteroides y cometas. La mayor parte de los asteroides orbitan en una región entre las órbitas de Marte y Júpiter, mientras que el hogar de los cometas se haya mucho más allá de la órbita de Plutón, en la Nube de Oort.
Los cuatro planetas más cercanos al Sol, Mercurio, Venus, la Tierra y Marte, son llamados planetas terrestres debido a que tienen superficies sólidas rocosas. Los cuatro grandes planetas más allá de la órbita de Marte, Júpiter, Saturno, Urano y Neptuno, son llamados gigantes gaseosos. Minúsculo y lejano, Plutón cuenta con una sólida pero más helada superficie que la de los planetas terrestres.
Ilustración fotográfica de los ocho planetas (y la luna terrestre) en nuestro sistema solar, montada a partir de imágenes de naves de la NASA. - ©NASA
Casi todos los planetas, y algunas de las lunas, cuentan con su propia atmósfera. La atmósfera de la Tierra está compuesta fundamentalmente de nitrógeno y oxígeno. Venus tiene una densa atmósfera de dióxido de carbono, con restos de gases tóxicos como el dióxido de azufre. La atmósfera de dióxido de carbono de Marte es extremadamente fina. Las de Júpiter, Saturno, Urano y Neptuno están formadas principalmente de hidrógeno y helio. Cuando Plutón se encuentra cerca del Sol tiene una atmósfera fina, pero cuando viaja hacia las regiones exteriores de su órbita la atmósfera se congela y se desploma sobre la superficie del planeta. De ese modo, Plutón actúa como un cometa.
Hay 144 satélites naturales conocidos (también llamados lunas) en órbita alrededor de los planetas de nuestro sistema solar, oscilan desde cuerpos más grandes que nuestra propia Luna hasta pequeños pedazos de detritos. Muchos de ellos fueron descubiertos por naves planetarias. En la actualidad hay 22 lunas descubiertas recientemente esperando aprobación final antes de ser añadidas a la suma de lunas de nuestro sistema solar.
Algunas lunas tienen atmósferas (la luna Titán de Saturno) y otras cuentan incluso con campos magnéticos (Ganímedes de Júpiter). La luna de Júpiter, Io, es el cuerpo más activo volcánicamente hablando en nuestro sistema solar. Podría haber un océano bajo la helada corteza de la luna de Júpiter Europa, mientras que algunas imágenes de la luna de Júpiter Ganímedes muestran un movimiento histórico de placas de la corteza helada. Los asteroides captados contabilizados hasta este momento como lunas pueden incluir a Fobos y Deimos, varios satélites de Júpiter, Febe en Saturno, muchos de los nuevos satélites de Urano y posiblemente Nereida de Neptuno.
De 1610 a 1977 se creyó que Saturno era el único planeta con anillos. Ahora sabemos que Júpiter, Urano y Neptuno tienen también sistemas de anillos, aunque Saturno es, de lejos, el mayor. Las partículas de estos sistemas de anillos oscilan en tamaño de pequeños granos de polvo a pedruscos del tamaño de una casa, y pueden ser rocosas y/o heladas.
La mayor parte de los planetas cuentan también con campos magnéticos que se extienden hacia el espacio y forman una magnetosfera alrededor de cada planeta. Estas magnetosferas rotan con el planeta, expandiendo partículas cargadas con ellas. El Sol tiene su propio campo magnético, la heliosfera, que envuelve nuestro sistema solar por completo.
Los antiguos astrónomos creían que la Tierra era el centro del Universo y que el Sol y todas las demás estrellas giraban alrededor de la Tierra. Copérnico demostró que la Tierra y el resto de los planetas en nuestro sistema solar orbitan al Sol. Poco a poco íbamos trazando un mapa del Universo, y surgen algunas preguntas obvias: ¿hay otros planetas donde pudiese existir vida? Sólo recientemente los astrónomos han tenido las herramientas para detectar grandes planetas alrededor de otras estrellas en sistemas solares cercanos.
Capítulos publicados:
Enlace: http://solarsystem.nasa.gov/planets/profile.cfm?Object=SolarSys&Display=Ove
Vía Astroseti
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