El transbordador espacial Discovery partió el 24 de abril de 1990 hacia el espacio llevando a bordo un objeto revolucionario: el Telescopio Espacial Hubble. A la fecha era el telescopio óptico más grande y más sensible lanzado al espacio y, aunque en un principio no funcionó correctamente, no tardó en tomar algunas de las imágenes astronómicas más asombrosas y hermosas de todos los tiempos.
El Hubble no puede ver los módulos de descenso de las Apollo abandonados en la Luna
Hay una pregunta que la gente suele hacer muy seguido, al menos una vez por mes: ¿por qué no apuntan con el Hubble a la Luna y toman fotografías de las áreas de alunizaje de las Apollo, así le cierran la boca a los que creen que las misiones tripuladas a la Luna fueron falsas?
Podría decirse que no se hace eso es porque la gente de la NASA y los astrónomos tienen cosas mejores que hacer que tratar de probar algo muy obvio a unos individuos que de todas maneras van a decir que las fotografías presentadas como pruebas son falsas.
Pero también hay otra razón de peso: porque el Hubble no puede ver los objetos abandonados por el hombre en la Luna. Son demasiado pequeños.
Mucha gente se sorprende al enterarse de esto último, ya que están acostumbrados a ver imágenes muy detalladas de nebulosas y galaxias. Sin embargo, hay que tomar en cuenta que mientras esos objetos pueden estar muy lejos, también son enormes: pueden medir tanto como algunos años-luz de ancho o, incluso, miles de años-luz. Por el contrario, los restos de los naves que descendieron en la Luna apenas miden 4 m.
¿Pero acaso no está la Luna mucho más cerca? Sí, claro que está cerca, pero no lo suficiente.
Para calcular el tamaño de un objeto que un telescopio puede resolver —esto es, ver algo más que un píxel— es suficiente con un poco de álgebra elemental. Depende, en lo fundamental, del tamaño del espejo que utiliza el telescopio. Al Hubble le corresponde un medida angular de alrededor 0.1 arcosegundos, un medida muy pequeña. La Luna mide 1800 arcosegundos, por lo tanto 0.1 arcosegundos es igual a unos 200 m en la Luna. En otras palabras, para que el Hubble pueda ver un objeto en la Luna, éste tiene que ser un poco más grande que un estadio de fútbol.
El módulo de descenso lunar tiene un tamaño aproximado de 0.002 arcosegundos, muy por debajo de la capacidad de cualquier telescopio normal. Puede sorprender, pero es así. Entonces, la mejor forma —y única— de ver los objetos dejados por las misiones Apollo es volver a la Luna. Por supuesto, los conspiranoicos seguirán negando todo. Su negativa a admitir la realidad tiene proporciones cósmicas.
Accede al resto de la serie aquí.
Fuente: Bad Astronomy Blog (en inglés).
Vía El Sofista
0 comentarios:
Publicar un comentario
Todos los comentarios son responsabilidad únicamente de sus autores y no refleja necesariamente el punto de vista de este sitio.
NO insultes a nadie.