Pozos descubiertos recientemente en la Luna podrían ser entradas a un mundo de maravillas geológicas compuestas por cavernas y túneles subterráneos. Los investigadores discuten las posibilidades en esta historia de Ciencia@NASA.
Este pozo en las Colinas de Marius, de la Luna, es tan grande que la Casa Blanca entera podría caber en su interior. Crédito de la fotografía: NASA/LROC/ASU.
Un mundo completamente nuevo cobró vida para Alicia cuando siguió al Conejo Blanco a través del agujero. Había un gato que hacía muecas, una oruga que fumaba en pipa, un Sombrerero Loco y mucho más. Esto hace que uno se pregunte: ¿qué podríamos encontrar en un agujero en la Luna?
El Orbitador de Reconocimiento Lunar (Lunar Reconnaissance Orbiter, o LRO, en idioma inglés), de la NASA, está transmitiendo imágenes de cavernas que tienen cientos de metros de profundidad, incitando de este modo a los científicos a adentrarse en ellas.
"Esas podrían ser las entradas a un mundo de maravillas geológicas", dice Mark Robinson, de la Universidad del Estado de Arizona. Robinson es el investigador principal a cargo de la cámara del LRO. "Creemos que estos enormes agujeros son tragaluces que se formaron cuando los techos de tubos de lava subterráneos colapsaron".
La nave espacial japonesa Kaguya fue la primera en fotografiar estas enormes cavernas el año pasado. Ahora, la poderosa Cámara del Orbitador de Reconocimiento Lunar (Lunar Reconnaissance Orbiter Camera o LROC, en idioma inglés —la misma cámara que fotografió las huellas en el polvo lunar que dejaron las naves Apollo y los astronautas) nos está enviando tentadoras imágenes en alta resolución de las entradas de las cavernas y de sus alrededores.
En la década de 1960, antes de que los seres humanos pisaran la Luna, los investigadores propusieron la existencia de una red de túneles, vestigios de ríos de lava fundida, debajo de la superficie lunar. Ellos basaron su teoría en fotografías orbitales tomadas anteriormente, las cuales mostraban cientos de canales largos y angostos, llamados "rimas", que serpenteaban las vastas planicies lunares, conocidas como "mares". Los científicos creían que estas rimas eran evidencia en la superficie de túneles subterráneos a través de los cuales fluía lava hace miles de millones de años.
Estas imágenes tomadas por la nave Kaguya muestran el pozo de las Colinas de Marius en el contexto de un sistema sinuoso de rimas volcánicas. Debido a que el pozo se encuentra en el centro de una rima, es probable que represente el colapso del techo de un tubo de lava. Crédito de las fotografías: JAXA/SELENE
"Nos emociona que ahora hayamos confirmado esta idea", dijo Robinson. "Las fotografías proporcionadas por Kaguya y por la LROC demuestran que estas cavernas son tragaluces de tubos de lava, por lo que ahora sabemos que estos túneles pueden existir intactos, al menos en pequeños segmentos, después de varios miles de millones de años".
Los tubos de lava se forman cuando la capa superior de lava que fluye de un volcán empieza a enfriarse mientras la lava debajo continúa fluyendo en canales tubulares. La lava endurecida en la parte de arriba aísla la lava fundida que se encuentra debajo, permitiéndole de este modo mantener su temperatura y forma líquida y continuar fluyendo. Los tubos de lava también están en la Tierra y pueden variar su forma (desde un tubo simple hasta un complejo laberinto que se extiende a lo largo de kilómetros).
Si los túneles que llevan al pozo han resistido todos estos años y siguen estando abiertos, podrían algún día proporcionar proteccción contra asteroides y otros peligros a visitantes humanos.
"Asimismo, los túneles constituyen un perfecto escudo contra la radiación y proporcionan un ambiente térmico muy benigno", dice Robinson. "Cuando se desciende a los dos metros por debajo de la superficie lunar, la temperatura se torna bastante constante, probablemente alrededor de –30 a –40 grados Celsius".
Esto podrá parecer frío, pero serían buenas noticias para aquellos exploradores que busquen escapar de los extremos de temperatura de la superficie lunar. En el ecuador de la Luna, las temperaturas durante el mediodía se elevan hasta 100 grados Celsius y luego se precipitan hasta los gélidos –150 grados Celsius durante la noche.
Esta caverna, en Mare Ingenii, tiene casi el doble de tamaño que la de las Colinas de Marius. Crédito de la fotografía: NASA/Goddard/ASU.
Paul Spudis, del Instituto Planetario y Lunar, está de acuerdo en que los tubos de lava lunares y las cavidades asociadas ofrecen ventajas potenciales para los exploradores futuros, pero dice: "No compren aún los pasajes para sus próximas vacaciones en el Carlsband Hilton Lunar. Muchos túneles pueden haberse llenado ya con su propia lava solidificada".
Sin embargo, como la Reina de Corazones de Alicia, quien "imaginaba hasta seis cosas imposibles antes del desayuno", Spudis mantiene una mente abierta.
"No hay forma de que sepamos, usando instrumentos remotos, a qué conducen los tragaluces. Para averiguarlo, tendremos que ir a la Luna y hacer un poco de espeleología. Me he topado con varias sorpresas explorando cavernas. Hace varios años estaba ayudando a confeccionar un mapa de un flujo de lava en Hawai. Había varias aberturas, algo parecidas a estos tragaluces. Resultó que existía un sistema de cavernas totalmente nuevo que no se podía observar en las fotografías tomadas desde el aire".
¿Y qué puede decirse de que ocurra algo similar debajo de los tragaluces lunares?
"¿Quién sabe?", dice Spudis. "La Luna me sorprende continuamente".
Podría valer la pena seguir al Conejo Blanco.
Fuente: Ciencia@NASA
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