Los astrónomos han publicado los resultados de la primera búsqueda serie de estrellas que nacieron con el Sol.
Crédito: NASA
Hace unos 5000 millones de años, nuestro Sol nació en una nube de polvo y gas, posiblemente junto con otras 1000 estrellas. Estas estrellas deben tener una edad y composición similar al Sol.
Un estudio de estos hermanos estelares podría responder importantes preguntas sobre el origen del Sol y del Sistema Solar. Su distribución nos diría dónde ha viajado el Sol a través de la Vía Láctea durante los últimos 5000 millones de años, cómo podría haber afectado este viaje al clima de la Tierra y a la vida que soporta, y su composición podría explicar por qué el Sol parece tener un contenido metálico mayor del esperado para un objeto en esta parte de la galaxia.
Pero, ¿dónde están esos hermanos? Hoy, Anthony Brown de la Universidad Estatal de Missouri y un par de colegas, publican los resultados del primer estudio serio de búsqueda de hermanos del Sol. Y los resultados son decepcionantes.
El problema es la enorme escala de la tarea. En los últimos años, los astrónomos han sabido que la formación estelar es un proceso dinámico y caótico, en el cual las interacciones gravitatorias expulsan estrellas desde las nubes de gas en las que se han formado, como si fuesen disparadas por una especie de manguera interestelar.
Esto significa que los 1000 hermanos, aproximadamente, del Sol estarían dispersos a lo largo de enormes distancias de varían unos 3000 años luz desde aquí. Brown y compañía dicen que este volumen de espacio contiene 100 millones de estrellas.
Desafortunadamente, los astrónomos tienen información precisa de apenas 100 000 estrellas, la mayor parte recopilada por la misión espacial Hipparcos a principios de la década de 1990. La mayor parte de estas estrellas están a apenas unos pocos cientos de años luz de nosotros, y de ningún modo representan un mapa completo del entorno local.
Dados los números, la probabilidad es de que una o ninguna de estas estrellas cercanas sea un pariente solar.
A pesar de las probabilidades, Brown y compañía han estado peinando cuidadosamente el catálogo Hipparcos buscando alguna señal de los parientes perdidos.
La búsqueda retornó varios candidatos. Pero sólo uno de ellos tenía la misma edad que el Sol y una velocidad consistente con un origen común. Ésta es HIP 21158, una estrella blanca de magnitud 7 en la constelación de Taurus.
Pero Brown y sus colegas dicen que es improbable incluso que HIP 21158 sea un hermano perdido hace tiempo, debido a que su velocidad está en el límite superior.
La conclusión es que: “Esto significa que no hemos encontrado ningún hermano solar convincente en un radio de 100 pc desde el Sol”.
Es deprimente, y no menos debido a que la siguiente actualización del catálogo estelar no está prevista hasta dentro de una década. El sucesor de Hipparcos, Gaia, está previsto que se lance en 2012 y catalogará miles de millones de estrellas, creando un mapa decente en 3D de la Vía Láctea por primera vez. No obstante, el catálogo no estará listo hasta 2020.
Hay mucho por hacer mientras tanto, no obstante. Para estrechar la búsqueda, los astrónomos necesitarán comprender mejor la forma en que se dispersan las estrellas desde su cúmulo de nacimiento. Esto significa una mejor simulación del efecto de las interacciones gravitatorias entre las estrellas, tomando el tirón asimétrico gravitatorio de los brazos espirales de la Vía Láctea en cuenta y comprender cómo afecta a la dinámica las colisiones con las nubes de polvo molecular.
Ninguna de ellas será fácil. Las palabras aguja y pajar vienen a mi mente.
Artículo de Referencia: arxiv.org/abs/1004.4284:The Quest for the Sun’s Siblings: an Exploratory Search in the Hipparcos Catalogue
Fecha Original: 28 de abril de 2010
Enlace Original
Vía: Ciencia Kanija
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