La vida como la conocemos requiere al menos pequeñas cantidades de agua líquida en periodos intermitentes de tiempo.
Autores: Chris Impey y Erika Offerdahl
Muchas propiedades del agua la hacen el mejor disolvente utilizado por la vida. Es en parte por nuestra dependencia del agua por lo que los exploradores de nuestro sistema solar están obsesionados con la búsqueda de agua. Pero, ¿cuánta agua es necesaria para que exista la vida? Los científicos han descubierto organismos vivos que se acercan a darnos una respuesta acerca del mínimo de agua requerido para la vida. Estos organismos viven en medios ambientes extremadamente secos; se llaman xerófilos. Como sus otros parientes extremófilos, los xerófilos han desarrollado características especiales que les permiten sobrevivir a una desecación extrema
No se requiere una imaginación extraordinaria para pode pensar en condiciones desecantes en la Tierra. Algunas de las regiones más secas de la Tierra se dan en el desierto de Atacama en Chile, donde la precipitación anual es menor de 0,1 mm (0,004 pulgadas) por año. De hecho, algunas zonas del desierto no han visto la lluvia en más de 400 años. Rivalizando con el desierto de Atacama por su carencia de agua, los valles secos de la Antártida. Aquí hay una escasa precipitación anual, tan solo unos pocos centímetros el año que más. Aunque pensamos sobre la Antártida como un continente cubierto por nieve, en los valles secos, sorprendentemente, no hay nieve.
Podría parecer que en un ambiente con tan poca agua la probabilidad de encontrar vida es muy pequeña. Pero, de hecho, encontramos vida en ambientes extremadamente secos. Los problemas que resultan de la desecación pueden ser enormes para los organismos. Algunos de los obstáculos a los que se tienen que enfrentar son la acumulación de especies reactivas del oxígeno dentro de las células, cambios de fase irreversibles de los lípidos que componen las membranas celulares, y desnaturalización o daño estructural de las proteínas y los ácidos nucleicos. La vida que se ha encontrado en estos ambientes extremos posee maneras únicas de combatir los efectos negativos de la desecación.
El primer mecanismo para defenderse de la desecación es aumentar la concentración osmótica en la célula. Esto significa que una célula introducirá más moléculas en su citoplasma, a las que llamamos osmóticas. En procariotas, la molécula más común utilizada con este fin es la glicina betaína. Las moléculas se acumulan en su citoplasma lejos de proteínas, lípidos y ácidos nucleicos. Ésto fuerza al agua de la célula a permanecer junto a las proteínas, los lípidos y los ácidos nucleicos, lo que tiene como consecuencia su estabilización durante la deshidratación.
Con nuestros estudios más recientes del planeta Marte, hemos ido siendo conscientes progresivamente de la carencia de agua de nuestros vecinos próximos. El descubrimiento de vida en la Tierra en condiciones extremadamente secas nos da esperanza para misiones futuras de exploración de Marte. Posiblemente, podríamos terminar siendo capaces de predecir dónde buscar en Marte para encontrar pruebas de vida pasada o presente.
Traducido por:Claudia Rodríguez
Accede al resto de la serie desde aquí.
Otras series aquí.
Enlace: http://livingintheuniverse.com/articles.html
Vía: Astroseti
0 comentarios:
Publicar un comentario
Todos los comentarios son responsabilidad únicamente de sus autores y no refleja necesariamente el punto de vista de este sitio.
NO insultes a nadie.