XMM-Newton ha captado el apagado brillo de un diminuto objeto celestial, revelando su índice de giro por primera vez. La nueva información confirma a este objeto particular como uno de la clase extremadamente rara de zombis estelares – cada uno de los corazones muertos de una estrella que se niega a morir.
Imagen de rayos-X en falso color de la región del cielo alrededor de SGR 1627-41 obtenida con XMM-Newton. La emisión indicada en rojo procede de los restos de una estrella masiva que estalló. Cubre una región más extendida de lo que se deducía anteriormente de las observaciones de radio, alrededor del SGR. Esto sugiere que la estrella que estalló fue el progenitor del magnetar. Crédito: ESA/XMM-Newton/EPIC (P. Esposito et al.)
Sólo existen cinco de los conocidos como Repetidores de Rayos Gamma Blandos (SGRs), cuando en la Vía Láctea y uno en nuestra galaxia satélite, la Gran Nube de Magallanes. Cada uno tiene entre 10 y 30 kilómetros de diámetro, aunque contiene aproximadamente el doble de la masa del Sol. Son el núcleo colapsado de una gran estrella que ha explotado, llamadas colectivamente estrellas de neutrones.
Lo que distingue a los Repetidores de Rayos Gamma Blandos de otras estrellas de neutrones es que poseen campos magnéticos que son hasta 1000 veces más potentes. Esto ha llevado a los astrónomos a llamarlos magnetares.
SGR 1627-41 se descubrió en 1998 por el Observatorio Compton de Rayos Gamma de la NASA cuando estalló a la vida emitiendo alrededor de 100 llamaradas solares durante un periodo de seis semanas. Entonces se apagó antes de que los telescopios de rayos-X pudiesen medir su índice de rotación. De esta forma, SGR 1627-41 fue el único magnetar con un periodo conocido.
El verano pasado, SGR 1627-41 volvió a la vida. Pero estaba situado en una región del cielo que el XMM-Newton de la ESA era incapaz de observar durante otros cuatro meses. Esto es debido a que XMM-Newton tiene que mantener sus paneles solares orientados hacia el Sol para lograr su energía. Por lo que mientras los astrónomos esperaban hasta que la Tierra se movía a lo largo de su órbita, llevando a XMM-Newton con ella llevando al objeto a su campo de visión. Durante ese tiempo, SGR 1627-41 comenzó a apagarse rápidamente. Cuando entró en el campo de visión en septiembre de 2008, gracias a la sensibilidad superior del instrumento EPIC en XMM-Newton, aún era detectable.
Un equipo de astrónomos hizo las observaciones necesarias y revelaron que rota una vez cada 2,6 segundos. “Esto lo hace el segundo magnetar giratorio más rápido conocido hasta la fecha”, dice Sandro Mereghetti, del INAF/Instituto de Astrofísica Espacial y Física Cósmica en Milán, miembro del equipo.
Los teóricos aún están desconcertados sobre cómo estos objetos pueden tener unos campos magnéticos tan grandes. Una idea es que nacen girando muy rápidamente, a 2-3 milisegundos. Las estrellas de neutrones comunes nacen con un giro al menos 10 veces más lento. La rápida rotación de un magnetar recién nacido, combinado con patrones de convección en su interior, le da una dinamo altamente eficiente, la cual acumula un campo magnético tan enorme.
Con un índice de rotación de 2,6 segundos, este magnetar debe ser lo bastante antiguo para haberse frenado. Otra pista sobre la edad del magnetar es que aún está rodeado por un remanente de supernova. Durante las medidas de su índice de rotación, XMM-Newton también detectó rayos-X procedentes de los restos de una estrella que había estallado, posiblemente la misma que creó el magnetar. “Normalmente se apaga hasta hacerse invisible tras unas decenas de miles de años. El hecho de que aún la veamos significa que probablemente tiene sólo unos pocos miles de años”, dice Mereghetti.
Si estalla de nuevo, el equipo planea volver a medir su índice de rotación. Cualquier diferencia nos dirá cómo de rápido se está frenando el objeto. También existe la posibilidad de que SGR 1627-41 libere una llamarada gigante. Sólo tres de tales eventos se han observado en los últimos 30 años, cada uno de un SGR distinto, pero no de SGR 1627-41.
Estas súper-llamaradas pueden proporcionar tanta energía a la Tierra como las llamaradas solares, incluso aunque están a mitad de camino de la galaxia, mientras que el Sol está en nuestro umbral cósmico. “Estos son objetos intrigantes; tenemos mucho que aprender sobre ellos”, dice Mereghetti.
Fecha Original: 13 de enero de 2009
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Vía Ciencia Kanija
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