Hay muchos lugares fascinantes en nuestro Sistema Solar para explorar, pero las misiones espaciales son peligrosas y caras.
Enviar robots en lugar de gente reduce estos inconvenientes. Para este tipo de exploración, el Profesor Bernard Foing mira hacia la Luna, Marte y más allá, esperando descubrir tentadores secretos útiles para los astrobiólogos.
Foing es el coordinador de investigación senior en el Departamento de Ciencia Espacial de la ESA, y director ejecutivo del Grupo de Trabajo de Exploración Lunar. Foing ha desarrollado instrumentos usados en sondas espaciales, y es conocido por ser el padre de la exitosa misión SMART-1 a la Luna.
Tras las fases iniciales robóticas de la exploración lunar, los humanos finalmente serán capaces de mantener una presencia permanente. Crédit: NASA Glenn Research Center..
“SMART-1 ha demostrado que Europa sola puede construir una misión efectiva a la Luna”, dice Foing. “El siguiente paso es usar nuestra experiencia para desarrollar aterrizadores y róvers lunares”.
Foing dice que su equipo está ahora analizando los datos de SMART-1, que pasó 18 meses en órbita alrededor de la Luna cartografiando el paisaje con micro-cámaras, instrumentos infrarrojos e instrumentos de rayos-X. La información tal como la composición química de ciertas regiones puede enseñarnos cosas sobre el origen y pasado de la Luna: las imágenes de alta resolución también pueden apuntar a lugares donde podrían enviarse futuros aterrizadores y róvers.
Foing ve potencial en usar nuestra Luna como un único laboratorio para exportar la vida de la Tierra a otros mundos.
“Estoy interesado en el aspecto de expandir la vida a otros planetas”, dice. “Por ejemplo, observando lugares donde podríamos desplegar experimentos de bacterias o de ciencia de la vida que pudiese ayudar a desarrollar sistemas de soporte vital. En el futuro tendríamos asentamientos humanos que mejorarían lo que sabemos de los experimentos de ciencias de la vida”.
Foing dice que podría construirse una segunda biosfera en la Luna donde los humanos pudiesen vivir. Las etapas iniciales de creación de hábitats para la vida en la superficie lunar casi con toda certeza serán llevadas a cado por experimentos de ciencias de la vida en misiones robóticas.
Foing describe el plan como un programa en cuatro etapas. Primero, usando misiones precursoras orbitales como SMART-1, los robots cartografían la Luna en detalle y aprender sobre la geología lunar. La siguiente parte debería llegar después de 2010, cuando una variedad de sondas de distintos países se desplieguen en la superficie, trabajando juntas en distintas actividades. Tras esto, se construirán la infraestructura y los sistemas de soporte vital y habrá visitas de astronautas durante cortos periodos de tiempo. La etapa final tendrá puestos avanzados y una presencia humana permanente en la Luna.
Estos planes pueden parecer ambiciosos, pero la colaboración internacional está contribuyendo más que nunca. “Estamos ofreciendo parte de nuestros datos de SMART-1 para ayudar a otros países a preparar sus misiones”, explica Foing. “Con nuestras estaciones en tierra de la ESA, estamos ayudando a los chinos a duplicar la cantidad de datos que descargarán con su misión Chang’e 1″. Estos no son tratos unidireccionales, dado que los datos y equipos pueden compartirse entre todas las agencias espaciales. La misión china Chang’e 1, la Selene-Kaguya de Japón, y la próxima misión estadounidense del Orbitador de Reconocimiento Lunar e Impactador LCROSS proporcionarán valiosos datos.
“Estamos buscando formas en las que podamos intercambiar información y llevar algunos instrumentos de otros países a nuestra plataforma”, añade Foing. “También, algunos de nuestros instrumentos europeos pueden colocarse a bordo de aterrizadores de socios internacionales”.
La investigación de Foing le lleva mucho más lejos que nuestro satélite natural. Está implicado en el proyecto ExoMars, una misión que se lanzará en 2013. “En el caos de ExoMars, vamos a desplegar instrumentos que buscarán signos de vida extinta o existente”, dice. “Tiene una batería de sensores orgánicos e instrumentos de búsqueda de vida. También tiene una serie de instrumentos geofísicos como el sistema de cámaras en el que estoy implicado”.
Los robots con instrumentos como estos están en la vanguardia de nuestras estrategias de exploración, haciendo posible que si encontramos organismos alienígenas, el descubrimiento lo haga una máquina.
Para Foing, la investigación de la vida en Marte es un aspecto clave de nuestras investigaciones en el espacio. “Creemos que en los primeros mil millones de años de su historia, Marte tuvo algunas condiciones habitables”, dice. “Por tanto la vida tal vez se desarrolló allí – un segundo génesis - o pudo haber sido transportada desde la Tierra. Dar respuesta a esta importante pregunta sobre la vida en Marte requiere de instrumentos científicos sensibles, debido a que durante los últimos 3 mil millones de años, las condiciones no han sido hospitalarias en un frío y seco Marte”. Por tanto, si hay pruebas de vida antigua en Marte serían difíciles de encontrar.
Foing también cree que nuestras investigaciones deberían llevarnos más allá del Sistema Solar. Los astrónomos están actualmente buscando ingredientes para la vida, tales como aminoácidos, en los vastos dominios del universo. Finalmente estos remotos elementos alcanzan la superficie de los planetas de todo el universo, e incrementan las posibilidades de que surja la vida allí. En los próximo 15 años, dice, misiones como el interferómetro infrarrojo Darwin será capaz de buscar tales biomarcadores en planetas similares a la Tierra.
Autor: Lee Pullen
Fecha Original: 3 de abril de 2008
Enlace OriginalFuente: Ciencia Kanija
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