"El Cosmos está constituido por todo lo que es, lo que ha sido o lo que será" Carl Sagan

27 noviembre 2007

El nacimiento de un quásar

 

Lo que aparentaba en previos estudios ser una sencilla galaxia elíptica ha revelado una estructura oculta testigo de un belicoso pasado en las nuevas imágenes tomadas por el Telescopio Espacial Hubble.

Las fotografías del Hubble muestran con gran detalle cómo varias conchas de estrellas rodean un brillante quásar denominado MC2 1635+119, que domina el centro de la galaxia. La presencia de estas capas estelares indica que en un pasado relativamente reciente tuvo lugar una titánica colisión intergaláctica.

 

 

Estas imágenes de gran definición del Hubble revelan al menos cinco conchas de estrellas en torno al al brillante quásar MC2 1635+119 alojado en el corazón de una galaxia gigante elíptica. La imagen de la izquierda muestra el quásar y su galaxia huésped contra un fondo de galaxias distantes. En el panel superior derecho apenas se aprecian las conchas debido a la luminosidad del quásar pero la imagen inferior derecha fue realzada para poder apreciar muy finamente los detalles. El resto de objetos a la izquierda y bajo las conchas son galaxias más lejanas. Arriba a la izquierda, una estrella de nuestra galaxia en primer plano. Como ondas en un estanque tras arrojar una piedra, así se formaron las ondas de esta galaxia cuando otra se precipitó contra ella hace 1.700 millones de años. El quásar MC2 1635+119 reside en la constelación de Hércules. Muestra un desplazamiento al rojo z=0´146. La imagen mide 1´2 minutos de arco (600.000 años-luz ó 180 kiloparsecs).

La colisión también canalizó grandes cantidades de gas hacia el agujero negro supermasivo central de la galaxia. La acrección de material es la fuente energética del quásar. Esta observación del Telescopio Espacial Hubble respalda la idea de que al menos algunos quásares han nacido a partir de la fusión de dos galaxias.

Gabriela Canalizo, de la Universidad de California, Riverside, y autora principal del estudio, afirma que la mayor parte de los quásares se mantenía activo cuando el Universo era joven y de menor tamaño debido a que las galaxias chocaban entre sí con gran frecuencia. Los astrónomos habían especulado largo tiempo con la idea de que los quásares surgían debido a interacciones que dirigían flujos de gas hacia los agujeros negros centrales del centro de las galaxias. MC2 1635+119 se encuentra a una distancia de unos 2.000 millones de años-luz, relativamente cerca tratándose de distancias cósmicas, lo que supone contar con un laboratorio cercano para el estudio del “encendido” de los quásares más remotos.

Los quásares fueron descubiertos hace ya 50 años. Se encuentran entre los objetos más brillantes del Universo, con un elevado desplazamiento al rojo y apariencia de estrella: corresponden al núcleo de una galaxia activa. Debido a las enormes distancias que indica el desplazamiento al rojo, el núcleo debe de ser cientos de veces más brillante que la totalidad de una galaxia común. A veces un quásar varía de brillo en cuestión de semanas, lo que implica que toda esta energía que liberan se origina en un espacio relativamente pequeño, de varias semanas-luz de diámetro. De este modo la fuente puede ser el disco de acrección de un agujero negro de incluso 100 millones de masas solares.

Estudios anteriores de esta galaxia con telescopios en tierra mostraban un aspecto elíptico normal con una gran población de estrella viejas. La extraordinaria visión de la cámara ACS del Hubble y el detallado espectro realizado desde el observatorio W.M. Keck, Hawaii, pusieron al descubierto unas sutiles conchas. Al menos cinco caparazones internos además de residuos adicionales que se alejan del centro galáctico. Estos, salpicados de estrellas, recuerdan las ondas de un estanque cuando arrojamos una piedra. Se forman cuando una galaxia se desmenuza debido a las fuerzas de marea desencadenadas durante una colisión. Algunas estrellas de lo que fue una pequeña galaxia antes de sufrir el choque son arrastradas hacia el campo gravitacional de la galaxia elíptica, de masa superior, creando estas ondas que se desplazan hacia el exterior, la más lejana a 40.000 años-luz del centro de la galaxia.

Las simulaciones informáticas estiman que el encuentro ocurrió hace unos 1.700 millones de años. La propia colisión tuvo lugar a lo largo de varios cientos de millones de años mientras atizaba un frenético fuego de nacimiento estelar. Los datos espectroscópicos del Keck demuestran que muchas de las estrellas de la galaxia tienen una edad de 1.400 millones de años. Esta actividad ocurría antes de que la luz abandonara el quasar y comenzara su largo viaje hacia la Tierra.

Las estrellas de las conchas se mezclan con las estrella que pertenecían a la galaxia a medida que se desplazan hacia el exterior. Finalmente las conchas se disiparán y las estrellas quedarán diseminadas por toda la galaxia. Todo esto es una fase transitoria común a muchas galaxias elípticas que dura entre 100 y 1.000 millones de años. La observación de las conchas implica que el encuentro ocurrió recientemente. El Hubble dirigió allí su mirada en el momento cumbre.

MC2 1635+119 forma parte junto con otras cuatro galaxias localizadas a una distancia aproximada de 2.000 millones de años-luz del estudio que está realizando un equipo de astrónomos con la cámara ACS del Hubble. Todas estas galaxias albergan quásares y muestran evidencias de colisiones. También se llevan a cabo observaciones de catorce galaxias más con quasar empleando la cámara WFPC2 del Hubble (Wide Field Planetary Camera 2). El objetivo es averiguar si la mayor parte de los quásares de épocas actuales comenzaron a existir como fruto de fusiones entre galaxias, o simplemente ocurre en las viejas galaxias elípticas que no muestran ya signo aparente de su estruendoso pasado.

Fuente: http://www.astroenlazador.com/

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