Percival Lowell presionó a su equipo de construcción. Era 1894 y en lo alto de una meseta en la parte norte del territorio de Arizona cerca de Flagstaff, el rico bostoniano estaba apresurado en completar un observatorio con un telescopio de 24 pulgadas.
Autores: Chris Impey y Erika Offerdahl
El estaba ansioso por terminar la construcción del observatorio debido a que el gran telescopio le permitiría observar las características superficiales de Marte, que estaría en su posición más cercana a la Tierra en 15 años, para ser distinguido. Marte solo estaría tan accesible por unos pocos meses, apareciendo enorme en el cielo nocturno. Tras un periodo que pareció una eternidad, el edificio se completó finalmente. Lowell excitadamente enfocó su telescopio hacia el planeta rojo. Apreció los casquetes polares y la complexión irregular de la superficie. Pero sobre todo, su atención fue capturada por lo que parecia ser un conjunto de marcas lineales, lo que percibía como cientos de "canales" cubriendo el planeta.
Lowell no fue la primera persona en ver los canales en Marte y ciertamente no fue el último. Durante las dos anteriores aproximaciones de Marte, una pareja de astrónomos italianos también observaron características únicas en su superficie. Hicieron mención de marcas irregulares que llamaron canali, o canales. Cuando los periodistas americanos se hicieron eco de la historia, tradujeron erroneamente la palabra como "canals" (en vez del inglés "channels"). Aunque similar a la traducción correcta, la palabra "canal" hace pensar en ingeniería inteligente. Habiendo escuchado lo que los italianos habían visto, Lowell quería buscar accidentes semejantes, pero con un telescopio más potente.
Lowell subsecuentemente repitió la observación de los astrónomos italianos y las noticias de sus descubrimientos se difundieron rápidamente. Incluso el sobrio Wall Street Journal sucumbió a la fiebre de Marte, escribiendo en un sumario de los mayores eventos del año que "el más extraordinario evento del año es la prueba sustentada por observaciones astronómicas de que existe vida consciente e inteligente en Marte".
¿Eran las observaciones de Lowell suficientes como evidencia de vida en Marte? El mismo Lowell estaba perfectamente convencido. Él razonaba que las características lineales en Marte representaban formaciones que posiblemente no podían haber ocurrido naturalmente. Lowell concluyó que una civilización inteligente habitaba Marte. Propuso que, debido a la falta de agua en Marte, esta civilización estaba luchando por sobrevivir. Por lo tanto, decía Lowell, los marcianos han construido canales de agua para transportarla desde los congelados casquetes polares a las áridas latitudes bajas. Admitío que su nuevo telescopio de hecho no tenía la resolución para ver los propios canales.
Las líneas oscuras que vio eran justificadas como franjas de exhuberante vegetación que era cultivada por la irrigación de los canales, lo que los hacía más visibles desde la Tierra.
Nacido en 1855 en el seno de una familia aristocrática de Boston, Percival Lowell hizo su fortuna en el comercio. Tras graduarse en Harvard, viajó por el mundo convirtiéndose en estudiante de la historia y la cultura asiática. Pero su verdadero amor fue la astronomía. Excitado por las observaciones hechas con su nuevo telescopio, Lowell escribió en 1895 un libro titulado Marte. En este popular libro Lowell presenta intensa y persuasivamente su caso para la vida en Marte. Escribió: "Es cierto que esos seres constituidos físicamente como nosotros encontraran verán Marte como un lugar muy poco confortable. Pero nada en el mundo ni más allá que evite que, hasta donde sabemos, que un pez con agallas, por ejemplo, sea un individua más superior. Un pez indudablemente imagina imposible la vida fuera del agua; y similarmente argüir que vida de un orden tan elevado como la nuestra o superior es imposible por una carencia de aire que respirar.... es argüir, no como un filósofo sino como un pez".
A pesar de la publicidad y la popularidad de las observaciones de Lowell, astrónomos de igual consideración que Lowell no estaban de acuerdo con sus descubrimientos. Durante esos tiempos, la fotografía astronómica apenas estaba desarrollada, por lo que las imágenes de Marte eran laboriosamente pintadas a mano. Hubo unos cuantos astrónomos profesionales que también dijeron ver los canales, pero eran los más los que no. Se había rumoreado que os colegas de Lowell cuestionaban sus mapas dibujados a mano de Marte. Unos astrónomos en el observatorio dibujaron líneas en una bola del tamaño de un balón de baloncesto. Luego situaron un pequeño telescopio a la distancia precisa para replicar la resolución conseguida por el telescopio de 24 pulgadas enfocado en el auténtico planeta Marte. Los colegas de Lowell le retaron a dibujar un mapa de los canales dibujados en la pelota. Tras la posterior comparación entre la bola y el mapa, los astrónomos no encontraron absolutamente ninguna correlación entre las líneas que Lowell dibujó y las líneas que había dibujado en el mapa. ¿Había Lowell permitido que su deseo de ver canales en Marte influenciara sus observaciones? Este caso, acoplado con las propias observaciones de los astrónomos, provocó que muchos hablaran en contra de Lowell. Por ejemplo, el director del Observatorio Lick describió los escritos de Lowell como "engañosas y desafortunadas medias verdades". El director de la sección de observación de Marte de la Sociedad Astronómica Británica escribió: "No ha sido por el conocimiento previo que los canales están allí. Yo podría haber pasado por alto el menos tres cuartas partes de ellos".
La siguiente aproximación cercana de Marte a la Tierra fue en 1910. Por entonces los astrónomos tenían acceso a mejores métodos para capturar imágenes de planetas y mayores telescopios que rendían mejor resolución. Las imágenes de Marte ahora mostraban los canales como estructuras superficiales altamente irregulares y desconectadas. Es más, los astrónomos habían hecho otras observaciones que sugerían que Marte era demasiado seco para sostener grandes formas de vida. En vez de agua, los casquetes polares están formados por dióxido de carbono, más comunmente conocido como hielo seco. Alfred Wallace, el co-creador de la teoría de la selección natural con Charles Darwin, escribió vehementemente: "No sólo Marte no esta habitado por seres inteligentes como Mr. Lowell postulaba, es absolutamente inhabitable".
Lowell había caído víctima del poder de la sugestión y de los peligros de permitir que la subjetividad influenciara sus conclusiones científicas.
A pesar de las nuevas evidencias en contra, la creencia popular en los canales y la vida en Marte no remitía. Las imágenes de Marte con intrincados sistemas de canales se reproducían en los libros de texto de ciencia hasta bien entrados los 1950. El error de Lowell acerca de Marte dio comienzo a un siglo de especulación s acerca de la vida en Marte que es especialmente omnipresente en la cultura popular. El primer ejemplo de esto se escribió dentro de los tres años que siguieron al libro de Lowell. H.G. Wells publicó La Guerra de los Mundos, una memorable e influyente pieza de la ciencia ficción. En este trabajo, Wells describía unas criaturas inteligentes que vivían en Marte. La civilización en Marte se da cuenta de que los canales no son suficientes para sustentar la vida en el cada vez más seco planeta. En su desesperación , los marcianos buscan una nueva fuente de agua invadiendo la Tierra con una tecnología militar superior. El resultado es su enfermedad y deceso debido a los microorganismos terrestres comunes. Proviniendo de las observaciones de Lowell un siglo atrás y suscitado por la Guerra de los Mundos, innumerables libros, películas, canciones, y otros medios se han visto intensamente influenciados por la curiosidad humana acerca de la vida en el universo.
Traducido para Astroseti.org por: David Martínez
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Vía: Astroseti
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