Un nuevo estudio indica que nuestra configuración puede ser en realidad rara.
Conforme los humanos miran más el universo y descubren cada vez más planetas más allá del Sol, muchos se maravillan de lo típico que es nuestro Sistema Solar. A menudo los astrónomos que se dedican a la búsqueda de planetas dicen que el descubrimiento de planetas similares a la Tierra está a la vuelta de la esquina.
Pero un nuevo estudio indica que nuestra configuración puede ser en realidad rara.
Un grupo de astrónomos estudió estrellas similares al Sol en el cúmulo abierto de la nebulosa de Orión y encontró que menos de un 10 por ciento tenían suficiente polvo a su alrededor para crear planetas del tamaño de Júpiter.
“Creemos que la mayor parte de las estrellas en la galaxia se formaron en regiones densas como las de Orión, por lo que esto implica que sistemas como el nuestro pueden ser la excepción en lugar de la norma”, dijo el investigador Joshua Eisner, astrofísico de la Universidad de California en Berkeley.
Esto es importante debido a que los planetas gigantes como Júpiter pueden ser clave para el surgimiento de la vida en mundos rocosos como la Tierra.
Eisner y su equipo observaron aproximadamente 250 estrellas en la Nebulosa de Orión de un millón de años de antigüedad, buscando discos densos de polvo alrededor de las estrellas que podrían estar formando planetas. Hallaron que sólo aproximadamente el 10 por ciento de las estrellas emitían radiación en la frecuencia que indicaría que tienen estos discos protoplanetarios de polvo caliente. Y sólo el 8 por ciento de estas estrellas investigadas tenían discos de polvo con masas superiores a una centésima parte de la masa del Sol, una masa que se piensa que es el límite inferior para la formación de planetas del tamaño de Júpiter.
Estos hallazgos parecen estar de acuerdo con lo que los buscadores de planetas están encontrando hasta el momento usando los estudios de velocidad radial para detectar planetas extrasolares alrededor de otras estrellas. (La aproximación de la velocidad radial implica buscar un temblor en el movimiento de la estrella causado por el ligero tirón gravitatorio de un planeta en órbita).
“Los números actuales sugieren que entre un 6 y un 10 por ciento de las estrellas tienen planetas del tamaño de Júpiter, lo cual es exactamente consistente con nuestros hallazgos”, dijo Eisner a SPACE.com.
Los investigadores detallarán sus hallazgos en el ejemplar del 10 de agosto de la revista Astrophysical Journal.
Instantánea en el tiempo
Aún así, es demasiado pronto para desesperar por completo de encontrar el universo repleto de Jupíteres alrededor de otros soles.
Dado que la investigación sólo observó el polvo alrededor de las estrellas, y no habría detectado los planetas ya formados, podría ser que algunas de esas estrellas similares al Sol ya tengan planetas.
“Tal vez sólo estamos detectando las estrellas que no han formado planetas aún”, dijo John M. Carpenter, astrónomo en Caltech que trabajó con Eisner en la investigación de Orión. “Tal vez algunas estrellas ya han formado planetas. Es sólo una instantánea en el tiempo y tienes que observar otros cúmulos de distintas edades para construir una mejor descripción”.
Otros científicos concuerdan en que hay muchas preguntas sin respuesta sobre los sistemas solares más allá del nuestro.
“Conforme la precisión con la que podemos medir mejora, encontramos más planetas”, dijo el buscador de planetas de Harvard David Charbonneau, que no estuvo implicado en el estudio de Orión. “El índice de ocurrencia ha aumentado desde que empezamos a observar”.
Dijo que es demasiado pronto para decir con seguridad si el sistema de la Tierra es atípico, pero los estudios que observan si otras estrellas tienen la materia prima para formar sistemas solares como el nuestro puede ayudar.
“Ciertamente conocer que hay suficiente materia alrededor de las estrellas para crear planetas es un paso crucial”, dijo.
¿Vida rara?
Si resulta ser cierto que las estrellas similares al Sol con planetas del tamaño de Júpiter son raras, también puede significar que la vida extraterrestre es rara.
Algunos científicos han sugerido que tener nuestro propio Júpiter ha sido crucial en la formación de la vida en la Tierra. Por una cosa, los planetas grandes pueden proteger a los interiores más pequeños de ser bombardeados demasiado intensamente por rocas espaciales, lo cual podría destruir cualquier trozo de vida en ciernes.
Además, los grandes planetas puedes desplazar de sus órbitas a cometas y asteroides hacia los planetas terrestres menores. Estas rocas espaciales podrían ser sistemas de envío de materiales orgánicos y agua.
“Si no tienes un Júpiter es bastante difícil construir un planeta húmedo”, dijo Eisner.
Autor: Clara Moskowitz
Fecha Original: 21 de julio de 2008
Enlace OriginalVía: Ciencia Kanija
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